Viajar con salud en semana santa
En Semana Santa muchos deciden tomarse unos días de descanso y salir de la rutina. Sin embargo, para disfrutar con salud, no hay que dejar nada a la improvisación, sobre todo si el destino es un país extranjero o acompañan niños, No contar con algunos aspectos básicos puede hacer que, una vez lejos de casa, lo que se imaginaba como una experiencia fantástica se convierta en un viaje poco agradable.
Recomendaciones
El botiquín idóneo debe ocupar poco espacio, ser ligero y resistente y contener lo estrictamente necesario según el lugar de destino y la duración del viaje. En los destinos tropicales debería contener un desinfectante y material de cura de fácil aplicación, cremas solares, un repelente de mosquitos y sales de rehidratación oral. Si la persona debe administrarse un medicamento inyectado, lo conveniente es que incluya en el botiquín jeringas y agujas desechables.
Las personas con enfermedades crónicas deben llevarse consigo un informe detallado y actualizado de su médico, todas las recetas médicas, más medicación de la necesaria, que se guardará en lugares distintos por si la maleta o bolso se extravía. Algunos medicamentos son muy complicados de conseguir en el extranjero, aunque se lleve receta médica.
También las personas alérgicas deben conocer la época estacional del país de destino y tener en cuenta la posibilidad de sufrir una crisis durante el viaje
Si se utiliza un vehículo como medio de transporte, hay que cerciorarse de que se está en condiciones de hacer el viaje, prestar atención a los neumáticos, los frenos y las luces, planificar las rutas más seguras y poner especial atención en los trayectos cortos.
El conductor, antes de iniciar un viaje, debería descansar lo suficiente y no ponerse al volante después de un día de trabajo; parar cada dos horas o cada 200 kilómetros en las áreas y estaciones de servicio, al menos durante 15 minutos, y realizar paseos pequeños; mantenerse bien hidratado -para evitar dolor de cabeza, reducción de la atención y cansancio- con agua y refrescos y, bajo ningún concepto, consumir alcohol; y evitar las bajadas de glucemia -generan fatiga y retrasan el tiempo de reacción- con comidas o tentempiés ligeros, pero sin hacer comidas copiosas antes de sentarse al volante.
Si se viaja con niños, lo mejor es que un adulto diferente al conductor se encargue de mantener el orden y su atención. Para entretenerlos sirven juegos como el «veo-veo», contarles cuentos, ponerles su música favorita o, incluso, llevar reproductores con sus películas preferidas. Igual que el conductor, hay que ponerles ropa cómoda y llevar algún tentempié y bebidas para el trayecto, sin olvidar que, igual que este, deben parar con frecuencia para descansar.
Las personas que se marean deben mantener la mirada fija en un punto lejano, por encima del horizonte -en los menores, los sistemas de retención obligatorios ya lo permiten- y dejar un poco la ventanilla abierta. Es mejor no hacer actividades que obliguen a mover la mirada de un lado a otro, como leer, jugar con el móvil o similar.