Los estragos de la acidez
El sistema digestivo es el encargado de transformar los alimentos que ingerimos en partículas pequeñas y de esta forma se absorben por las vellosidades del intestino delgado, para después distribuirse o almacenarse por el organismo. Estos pequeños elementos los podemos subdividir en carbohidratos (azúcares), aminoácidos (proteínas), grasas (lípidos) y oligoelementos como minerales y vitaminas.
El proceso de la digestión se inicia en la boca donde se mezclan los alimentos con enzimas contenidas en la saliva. El esófago puede considerarse como un tubo cuya movilidad impulsa el bolo alimenticio al estómago, el cual tiene la capacidad de producir ácido clorhídrico, dicho ácido es el elemento más importante para una digestión adecuada. El ácido clorhídrico y la pepsina son de gran importancia en lo que se conoce como enfermedad ácido péptico.
El término “enfermedad ácido péptica” define a varias patologías en las cuales el ácido está involucrado de manera directa como mecanismo de daño a la mucosa (superficie interna). Estas enfermedades son: enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), gastritis, úlcera gástrica y duodenal así como el síndrome de hipersecreción ácida (síndrome de Zollinger-Ellison).
Enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE): en condiciones normales, no debe existir reflujo o regreso del contenido gástrico hacia el esófago, por lo que este órgano tiene pocos mecanismos de defensa ante esta situación.
El primero de ellos es la existencia de una zona de mayor presión en la parte final o tercio inferior del esófago, que se llama esfínter esofágico inferior, el cual en condiciones normales, se cierra y evita el reflujo del ácido. Este esfínter, a diferencia de otras partes del cuerpo, está formado por un grupo de células musculares ubicadas en patrón circular para producir un cierre adecuado en la parte final del esófago, por esto, es común que el ácido gástrico se regrese y provoque lesiones erosivas del esófago. Una condición que facilita el reflujo ácido es la hernia hiatal que consiste en que, parte del estómago está en el tórax porque el orificio del diafragma por donde pasa en esófago es más amplio de lo normal.
El contacto frecuente del ácido sobre la mucosa del esófago provoca irritación y erosión. En ocasiones, la cicatrización que puede llevar a un estrechamiento permanente y hace a las personas que sufren de reflujo crónico más propensas al cáncer de esófago. La manifestación clínica más frecuente es acidez o sensación de ardor en la parte central del abdomen en la unión con el tórax. Es probable que esta sensación sea de mayor intensidad después de comidas abundantes y condimentadas, sobre todo cuando son acompañadas de bebidas alcohólicas y/o café, los síntomas se incrementan en personas que suelen acostarse inmediatamente después de comer.
El diagnostico se basa en los síntomas y si se hace endoscopía se puede determinar la extensión del daño esofágico. Con los resultados de éste y otros estudios, el médico podrá decidir sobre el esquema de tratamiento que usualmente se basa en medicamentos que inhiben la producción de ácido y otros que aumentan el vaciamiento gástrico. Otras medidas como bajar de peso y cambiar los hábitos alimenticios son elementos necesarios para llegar a un tratamiento exitoso.
Gastritis: es la inflamación de la mucosa del estómago. Este término se emplea de forma inadecuada para definir muchos de los síntomas digestivos. El diagnóstico se hace por visualización directa de la mucosa gástrica por endoscopía y usualmente se corrobora con una muestra de esa mucosa, estudiada al microscopio (biopsia) que puede mostrar asociación de la enfermedad a una bacteria (Helicobacter Pylori) que también se asocia a la producción de úlceras gástricas y duodenales.
Ulcera gástrica: una úlcera es una erosión cuya profundidad alcanza las capas intermedias de la pared del estómago y mide por lo menos 5 milímetros de diámetro. Las úlceras gástricas son más comunes entre la cuarta y la sexta décadas de la vida y en ocasiones el cáncer gástrico puede manifestarse como úlcera, por lo que debe realizar endoscopía alta y tomar biopsias para descartar malignidad. El estómago se protege del mismo ácido que elabora mediante la producción de moco y bicarbonato, los cuales neutralizan el ácido, además en los sitios donde hay daño la circulación submucosa, regenera la zona afectada. Estos mecanismos se inhiben en personas que consumen medicamentos antinflamatorios o analgésicos que contienen aspirina y/o sus derivados.
Las principales complicaciones de las úlceras son sangrado, perforación del estómago o la comunicación (penetración) a otros órganos vecinos, como el páncreas. Cualquiera de estas complicaciones pone en grave riesgo la vida del paciente. El 90% de los casos de gastritis y/o úlcera gástrica, tiene relación con la presencia de Helicobacter Pylori.
Ulcera duodenal: la primera porción de intestino delgado (duodeno) recibe el contenido ácido gástrico y es donde se activa la producción de jugo pancreático y biliar. Esto hace que haya un riesgo alto en desarrollar úlcera duodenal, sobre todo si se asocial a la presencia de la bacteria Helicobacter Pylori.
Otras enfermedades más raras también producen úlceras, como la presencia de un tumor, generalmente submucoso o gastrinoma, que puede estar en diferentes porciones del tracto digestivo superior, y que produce una hormona (gastrina) que estimula la producción de ácido por el estómago, esto de llama Síndrome de Zollinger- Ellison. Estas úlceras son de difícil control y el tratamiento es la extirpación del tumor y la resección de la porción estomacal que produce el ácido.
El tratamiento de la gastritis, úlcera gástrica y duodenal consiste en usar medicamentos que inhiben la secreción de ácido, así como la erradicación de la bacteria Helicobacter Pylori mediante el uso de antibióticos.
Dr. Miguel Contreras
Gastroenterología